Municipio de Puerto Nare

Departamento de Antioquia

Republica de Colombia

Introducción y explicación, del porque se nombra aquí, al Municipio de PUERTO NARE:

 

 

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Mientras el joven Don Francisco Antonio Marin-Marin, prestaba sus servicios como empleado de “Cementos del Nare S.A.”, varón mayor de edad (25 años), y casado con Doña Zoraida Saavedra-Silva ( 24 años - Ama de Casa), procrearon y nació en el Municipio de Puerto Nare (para la época “Corregimiento de Puerto Berrío”), Departamento de Antioquia, Republica de Colombia, a la 1.00 de la tarde, el Sábado 17 de Diciembre de 1955, un niño de sexo masculino a quien sus padres biológicos (Francisco Antonio y Zoraida), le llamaron con el nombre de Leonardo.

 

 

 

Este nombre fue escogido por sus progenitores en honor al pintor y creativo italiano, Leonardo Da Vinci, quien era admirado por la familia de su madre biológica. También el médico que atendió el parto en el Hospital a la joven madre Zoraida, tenía como nombre Leonardo. El niño fue bautizado por sus padres en la Parroquia Católica Romana del lugar.

 

A los pocos meses de nacer Leonardo, la familia Marin-Saavedra, se movió para el municipio de Floridablanca (Santander-Colombia), donde fue registrado el niño y mas tarde la prole se translada para “El Barrio Aguas Claras”, de Barrancabermeja, Santander, Colombia. Por motivos históricos, poco agradables y por discrimaciones de los barranqueños del Barrio Aguas Claras, contra la Familia Marin-Saavedra (por ser numerosa y por llegar del Departamento de Antioquia), nuevamente la familia cambio de lugar y ciudad urgentemente moviendose a la ciudad de Bucaramanga. Leonardo siendo un infante de 13 años, fue llevado a continuar estudios secundarios, a las ciudades de Pamplona y Bogotá.

 

 

Después de seis meses de nacido y hasta la fecha, él (Leonardo), no ha pisado el territorio que lo vio nacer. Leonardo aspira en vivir sus últimos años de vida, en “Puerto Nare”. Esperamos que se cumplan las aspiraciones de Don Leonardo Marin-Saavedra.

 

Francisco Antonio Marin (padre biológico de Leonardo), nació en Yolombó, Antioquia, fue hijo del Señor Don Antonio Aguilar (quien vivió toda su vida en el “Barrio Manrique Oriental de Medellín”, y de Doña María Alejandrina Marin-Marin. Los dos jóvenes (Antonio y María Alejandrina), nunca se casaron. Don Francisco Antonio Marin (padre biológico de Leonardo), heredó el apellido Marin de su madre (abuela paterna de Leonardo).

 

Los estudiosos del árbol genealógico, han dicho que María alejandrina Marin-Marin, era realmente de apellido Marún -Morón, que los padres biológicos de ella (de María alejandrina), habían llegado de Sudan, Siria y Líbano (Medio Oriente). Las familias Marún y Morón, entraron a Colombia, Sur América, entre 1850 y 1870, por Puerto Colombia y Barranquilla. Eran árabes descendientes de gente africana de Sudan y Emiratos Árabes Unidos (Dubai), antes de inmigrar a América habían vivido en Damasco y Beirut.

 

 

Se puede pensar que aunque el apellido Aguilar desapareció en Francisco Antonio (progenitor), no en si su herencia. Francisco Antonio Marin, siempre se consideró de raza negra africana, nunca negó su origen y abolengo. Su apariencia física, su color y raza, fue: “Negra”. Los Marún –Morón (Marin-Marin), fueron las familias que inspiraron la obra de Don Tomas Carrasquilla: “La Marquesa de Yolombó”.

 

Algunos críticos afirman que los notarios criollos nacidos en Colombia para esa época, aun tenían vivo el recuerdo español y que en vez de escribir Marún y Morón, hispanizaron los apellidos a Marin-Marin, quedando simplemente como si hubieran llegado del mismo lugar (Lugo y Barcelona –España-), de donde si habían llegado los verdaderos otros Marin-Marin, a América. En esta confusión y al no registrar el Aguilar como apellido real paterno, fue esta una de las razones por las cuales nunca existió lazos de amistad o familiaridad con los parientes Aguilar, de Antioquia y Medellín. Aun hoy se desconocen entre sí. Es incógnito el árbol genealógico de “Aguilar”.

 

Las familias Saavedra Rodríguez, Silva Rueda, D’ Silva Ardila, inmigraron a América, entre 1860 y 1890, entrando por Venezuela y Colombia. Eran de raza blanca, cuyo origen se remonta a Salamanca (España), Lisboa (Portugal), y Sicilia (Italia). Aunque llevaban en la sangre la mezcla portuguesa de Lisboa y Cervantes. Se afirma que Doña Zoraida Saavedra Silva, tuvo genética germana, italiana, portuguesa y española. Fue el último grupo generacional en nacer en San Vicente de Chucuri, Betulia y Zapatoca (Santander, Colombia), mezcla de españoles, portugueses, italianos y alemanes. Doña Zoraida Saavedra-Silva, pertenece al árbol genealógico de Don Miguel de Cervantes-Saavedra (El Padre de las luces de España). Autor de Don Quijote de la Mancha. La vena artistica como escritor y dramaturgo, lo traia en sus arterias Don Leonardo Marin-Saavedra. La fiesta del Idioma Español se celebra de acuerdo a la importancia y legado que dejo Don Miguel de Cervantes-Saavedra, el 23 de Abril de Cada Año.


Algunos datos importantes del municipio de PUERTO NARE

Antioquia, Colombia.

 

 

HISTORIA DE PUERTO NARE:

 

En la orilla de los ríos Nare y Magdalena hubo asentamientos indígenas pertenecientes a la tribu Palagua, conformada por los indígenas tahamies de la raza caribe y gobernados por el Cacique Naré. Esta región adquiere importancia histórica por el desarrollo que origina el transporte fluvial y sus grandes riquezas indígenas que se encuentran enterradas a orillas de estos ríos.

 

 

El Cacique Naré se caracterizó por su gran labor pacifica en toda la región del Magdalena Medio con las demás tribus, se caracterizó por su creatividad en la construcción de la vivienda, manera de supervivencia de los subyugados y su gran defensa y respeto por sus costumbres las cuales fueron un obstáculo que tuvo San Luis Beltrán para evangelizar sus indios.

 

 

Una de las indias de esta tribu trató de envenenar a San Luis Beltrán en una totuma de café, porque no quería otra religión distinta a la que ella practicaba. El Municipio de Puerto Nare, se llama así en memoria de su fundador y su fiesta tradicional se celebra en este municipio la primera semana de enero de cada año. El Municipio de Puerto Nare en épocas anteriores al año 1400, fue habitado por indígenas Tahamíes. En el año de 1842 perteneció a la Provincia de Mariquita.

 

 

En 1856 pasó a pertenecer al Estado Soberano de Antioquia, para luego, en 1872, empezar un proceso de decadencia como centro comercial y fluvial, lo que originó el paso de Distrito a Corregimiento de Puerto Berrío, convirtiéndose éste en el principal puerto fluvial por la integración con interior del país, a través del ferrocarril de Antioquia y la vía fluvial del Río Magdalena.

 

 

La región del Magdalena Medio tomó importancia histórica por el desarrollo que originó en el territorio, la dinámica del transporte fluvial por el río Magdalena, como arteria de comunicación nacional; Puerto Berrío se convirtió en punto de encuentro como puerto fluvial, apoyado por el Ferrocarril de Antioquia y por la vía Medellín – Berrío, siendo Puerto Nare, en el siglo XVIII, sitio de bodega y de paso en los caminos de Nare, Juntas e Islitas, que fortalece su condición de puerto y paso de comerciantes y mercancías. Las principales actividades económicas de los pobladores en el siglo XIX estuvieron relacionadas con la navegación, la construcción del ferrocarril y el leñateo. Las dos primeras originaron una corriente migratoria hacia la región, que provenía de diversas partes del país: Santander, Boyacá, Cundinamarca, Costa Atlántica y Antioquia (Nordeste, Valle del Aburra y Oriente).

 

Sin embargo, la decadencia de Puerto Nare no fue total, ya que se encontraron grandes cantidades de material calcáreo y mármol, que le dieron la posibilidad de resurgir nuevamente como uno de los principales centros industriales de la región del Magdalena Medio, a tal punto que en noviembre de 1967, la Asamblea Departamental de Antioquia le otorgaría la categoría de Municipio, con el nombre de “La Magdalena”. Posteriormente, los hallazgos de oro y petróleo, harían del municipio uno de los de mayor presupuesto en Antioquia y de mayor proyección industrial y minera, al asentarse allí las empresas de Cementos del Nare S.A., Colcalburos y La Texas Petroleum Company.

 

 

Para el año de 1972, mediante la Ordenanza 18, se le cambió el nombre por el de: “Puerto Nare”.

 

 

Extensión: 660 Km2 ; Altitud: 125 metros sobre el nivel del mar; Temperatura: 27 a 36°; Gentilicio: Nareños; Apelativo: Remanso de paz del Magdalena Medio.

  

 

Límites de Puerto Nare:

 

Norte: Con los municipios de Caracolí y Puerto Berrío; Oriente: Departamento de Boyacá; Sur: Municipio de Puerto Triunfo; Occidente: Municipios de San Luis y San Carlos. Distancia a Medellín: 191 Km. Distancia a Bogotá: 

  

 

División Política de Puerto Nare:

 

 

El Municipio de Puerto Nare, está conformado territorialmente por la Cabecera Municipal, los Centro Urbanos del Corregimiento La Sierra, La Pesca y La Unión, y 23 veredas, de las cuales la gran mayoría tienen relación directa con la cabecera municipal. Las veredas en que está dividido el territorio municipal son las siguientes:

 

 

Canteras; Caño Seco; Cominales; El Oro; El Paraíso; El Porvenir; Hoyo Rico; La Arabia; La Clara; La Esmeralda; La Mina; La Patiño; Las Angelitas; Los Limones; Los Delirios; Montecristo; Mulas; Peña Flor; Playas; Porvenir Río Cocorná; Santa Rita; Serranías; y Tambores.

 

 

 

HERALDICA DE PUERTO NARE:

 

 

 

Es fruto de concurso patrocinado por la Administración, con los Bachilleres de Liceo Carlos Arturo Duque Ramírez, octubre de 1984, concursaron Eloísa Sánchez, Ramón Marín, Orlando Arenas este ultimo siendo el ganador. Mediante acuerdo Nº 043 del 10 de octubre de 1984 el honorable Concejo municipal adopto el escudo símbolo patria chica, cuyo, significado es el siguiente:

 

 

Lleva los mismos colores de la Bandera del Municipio de Puerto Nare y en su estructura interior aparece una paloma, símbolo de la paz. Una Torre de petróleo, riqueza innata del municipio, la Empresa Cementos Nare, simboliza la industria, una planta representa nuestra riqueza agrícola y un toro: como símbolo de la ganadería, cinco estrellas en la parte superior con mayor dimensión representan la cabecera municipal, las cuarto laterales simbolizan los cuatro corregimientos

  BANDERA DE PUERTO NARE:

 

 

 

Por medio del acuerdo Nº 018 de mayo 14 de 1983 el honorable Concejo municipal adopto lo siguiente: La bandera está diseñada en franjas horizontales donde la de Antioquia hace marco a dos colores en proporción menor y al extremo izquierdo sobre la franja blanca lleva 5 estrellas.

 

SIGNIFICADO BANDERA DE PUERTO NARE:

 

 

El color blanco representa: Pureza, integridad, obediencia, firmeza, vigilancia, elocuencia, vencimiento, inocencia, blancura y virginidad. El color gris: representa la riqueza en cemento que posee el municipio. El color verde: significa esperanza, abundancia, libertad servicio, fe, amistad y respeto.

 

 

La estrella mayor simboliza la cabecera del municipio, las cuatro menores representan los corregimientos de la sierra, la unión, delirios, los limones.

 

 

  HIMNO DE PUERTO NARE:

 

 

Exposición de motivos: Con el Proyecto de Acuerdo que presento a consideración del honorable Concejo Municipal de Puerto Nare, pretendo que se dé cumplimiento a lo establecido en los artículos 7 y 70 de la Constitución Política, según los cuales el Estado tiene el deber de reconocer, proteger, promover y fomentar los valores culturales de la Nación, ya que mediante las diversas manifestaciones de la cultura se crea nuestra propia identidad. Como es bien sabido, un himno constituye para un país, un departamento o un municipio, el símbolo de unidad, identidad y patriotismo por excelencia, es decir, un sentimiento de amor y agradecimiento a la tierra que nos vio nacer. Por ello, en un himno se recopilan mensajes que caracterizan la idiosincrasia, cultura, forma de ser y geografía de la región para la cual fue escrito.

 

La idea es que con su entonación la comunidad fortalezca su identidad, orgullo y sentido de pertenencia, para que ese amor por su tierra se refleje simultáneamente en sus actos, es decir, para que todos trabajemos unidos por el bienestar del municipio, para que cuidemos los bienes de uso público, para que paguemos cumplidamente los impuestos y al mismo tiempo vigilemos que los recursos públicos se inviertan de la mejor manera. De todo lo anterior se puede concluir que la adopción del himno de Puerto Nare, no es una idea sin importancia, por el contrario, estoy seguro que su institucionalización contribuirá al fortalecimiento de nuestra identidad cultural y hará que cada vez que lo escuchemos y entonemos nos llenemos de energía y entusiasmo para seguir trabajando duro por nuestro municipio.

 

PROYECTO DE ACUERDO NRO. 007

 

Por medio del cual se adopta oficialmente el himno del municipio de Puerto Nare, Antioquia

 

EL CONCEJO MUNICIPAL DE PUERTO NARE, ANTIOQUIA, EN USO DE SUS ATRIBUCIONES LEGALES, EN ESPECIAL LAS CONFERIDAS POR LA LEY 136 DE 1994, y

CONSIDERANDO:

 

   

Que es deber de las autoridades exaltar los valore culturales de su región;

 

 

Que para ello se llevó a cabo en el municipio un concurso para escoger la letra del himno municipal de Puerto Nare;

 

 

Que como resultado de dicho concurso se eligió el presentado por el profesor OSCAR ARMANDO BARCENAS;

 

Que por la importancia del himno para el municipio, al reforzar los lazos de unidad y pertenencia entre la comunidad, es necesario adoptarlo mediante Acuerdo,

 

 

ACUERDA:

 

ARTÍCULO PRIMERO: RECONOCER oficialmente como himno del municipio de Puerto Nare, Antioquia, el presentado por el Licenciado y Educador OSCAR ARMANDO BARCENAS, el cual obtuvo el primer lugar en el concurso abierto que se organizó para el efecto.

 

ARTÍCULO SEGUNDO: La letra del himno del municipio de Puerto Nare, es la siguiente, que consta de un Coro y nueve (9) estrofas, así:

 


HIMNO A PUERTO NARE

 

CORO

Entonemos un himno glorioso,

a ti pueblo remanso de paz,

Puerto Nare, frontera de Antioquia,

Tierra firme donde hay libertad.

 

I ESTROFA

Enclavado en un valle muy fértil,

De Colombia eres la azucena,

Majestuoso te baña y te riega

Con sus aguas el río Magdalena.

 

II ESTROFA

La historia, entre páginas se escribe

Sobre piedras de blanco pedernal,

Como valle de sol te bautizaron

En tus albores de selva tropical.

 

III ESTROFA

Descendientes de nativos caribeños;

Que conservan de su cuna la altivez,

Orgullosos pescadores y labriegos;

Los valientes hijos de Nareth.

 

IV ESTROFA

La epopeya del país no te fue ajena.

Puerto del río, capital de la nación;

Por tus aguas pasó la independencia,

Con Bolívar ondeando al pabellón.

 

V ESTROFA

De riquezas naturales están henchidas:

Tus riachuelos, colinas y montañas;

Minerales que brotan de tu suelo,

Como en acto pueril de tus entrañas.

 

VI ESTROFA

Bella aldea consagrada al ser supremo,

Por valiente misionero y capellán;

Empezaste a rezar el padrenuestro,

De la mano del patrono Luis Beltrán.

 

VII ESTROFA

En tus huestes libertarias se recuerdan

La ofrenda espiritual de sus alientos,

De los Vélez, Duque y Olivares y,

A la inmolada Didiar Esther Sarmiento.

 

VIII ESTROFA

Puerto Nare, hoy tu vida reverdece,

Cual espigas de esperanza y futuros;

Le pedimos con fe a Dios del cielo,

Que el camino del progreso sea seguro.

 

IX ESTROFA

¡Oh belleza de mi pueblo aquí te canto,

Al río Nare, a tu Pesca y al Zoná,

A tu Sierra, tus mujeres, tus veredas

En un himno de amor y de hermandad.


 

Autor: Oscar Armando Bárcenas - Licenciado y Educador

Música:

 

 

 

Alcaldia Mayor de Puerto Nare:

http://www.puertonare.gov.co/

Departamento de Antioquia:

http://www.puertonare.gov.co/Organigrama.htm

Republica de Colombia:

http://www.puertonare.gov.co/Sitios.htm

 

 

 

 

Biografia de Leonardo Da Vinci

Leonardo Da Vinci: Nació en 1452 en la villa toscana de Vinci, hijo natural de una campesina, Caterina (que se casó poco después con un artesano de la región), y de Ser Piero, un rico notario florentino. Italia era entonces un mosaico de ciudades-estados como Florencia, pequeñas repúblicas como Venecia y feudos bajo el poder de los príncipes o el papa. El Imperio romano de Oriente cayó en 1453 ante los turcos y apenas sobrevivía aún, muy reducido, el Sacro Imperio Romano Germánico; era una época violenta en la que, sin embargo, el esplendor de las cortes no tenía límites.

 

 

A pesar de que su padre se casó cuatro veces, sólo tuvo hijos (once en total, con los que Leonardo acabó teniendo pleitos por la herencia paterna) en sus dos últimos matrimonios, por lo que Leonardo se crió como hijo único. Su enorme curiosidad se manifestó tempranamente, dibujando animales mitológicos de su propia invención, inspirados en una profunda observación del entorno natural en el que creció. Giorgio Vasari, su primer biógrafo, relata cómo el genio de Leonardo, siendo aún un niño, creó un escudo de Medusa con dragones que aterrorizó a su padre cuando se topó con él por sorpresa.

 

 

Consciente ya del talento de su hijo, su padre lo autorizó, cuando Leonardo cumplió los catorce años, a ingresar como aprendiz en el taller de Andrea del Verrocchio, en donde, a lo largo de los seis años que el gremio de pintores prescribía como instrucción antes de ser reconocido como artista libre, aprendió pintura, escultura, técnicas y mecánicas de la creación artística. El primer trabajo suyo del que se tiene certera noticia fue la construcción de la esfera de cobre proyectada por Brunelleschi para coronar la iglesia de Santa Maria dei Fiori. Junto al taller de Verrocchio, además, se encontraba el de Antonio Pollaiuollo, en donde Leonardo hizo sus primeros estudios de anatomía y, quizá, se inició también en el conocimiento del latín y el griego.

 

 

Juventud y descubrimientos técnicos

Era un joven agraciado y vigoroso que había heredado la fuerza física de la estirpe de su padre; es muy probable que fuera el modelo para la cabeza de San Miguel en el cuadro de Verrocchio Tobías y el ángel, de finos y bellos rasgos. Por lo demás, su gran imaginación creativa y la temprana maestría de su pincel, no tardaron en superar a las de su maestro: en el Bautismo de Cristo, por ejemplo, donde un dinámico e inspirado ángel pintado por Leonardo contrasta con la brusquedad del Bautista hecho por Verrocchio.

 

 

El joven discípulo utilizaba allí por vez primera una novedosa técnica recién llegada de los Países Bajos: la pintura al óleo, que permitía una mayor blandura en el trazo y una más profunda penetración en la tela. Además de los extraordinarios dibujos y de la participación virtuosa en otras obras de su maestro, sus grandes obras de este período son un San Jerónimo y el gran panel La adoración de los Magos (ambos inconclusos), notables por el innovador dinamismo otorgado por la maestría en los contrastes de rasgos, en la composición geométrica de la escena y en el extraordinario manejo de la técnica del claroscuro.

 

 

Florencia era entonces una de las ciudades más ricas de Europa; sus talleres de manufacturas de sedas y brocados de oriente y de lanas de occidente, y sus numerosas tejedurías la convertían en el gran centro comercial de la península itálica; allí los Médicis habían establecido una corte cuyo esplendor debía no poco a los artistas con que contaba. Pero cuando el joven Leonardo comprobó que no conseguía de Lorenzo el Magnífico más que alabanzas a sus virtudes de buen cortesano, a sus treinta años decidió buscar un horizonte más prospero.

 

 

Primer período milanés

En 1482 se presentó ante el poderoso Ludovico Sforza, el hombre fuerte de Milán por entonces, en cuya corte se quedaría diecisiete años como «pictor et ingenierius ducalis». Aunque su ocupación principal era la de ingeniero militar, sus proyectos (casi todos irrealizados) abarcaron la hidráulica, la mecánica (con innovadores sistemas de palancas para multiplicar la fuerza humana), la arquitectura, además de la pintura y la escultura.

 

 

Fue su período de pleno desarrollo; siguiendo las bases matemáticas fijadas por León Bautista Alberti y Piero della Francesca, Leonardo comenzó sus apuntes para la formulación de una ciencia de la pintura, al tiempo que se ejercitaba en la ejecución y fabricación de laúdes.

 

 

Estimulado por la dramática peste que asoló Milán y cuya causa veía Leonardo en el hacinamiento y suciedad de la ciudad, proyectó espaciosas villas, hizo planos para canalizaciones de ríos e ingeniosos sistemas de defensa ante la artillería enemiga. Habiendo recibido de Ludovico el encargo de crear una monumental estatua ecuestre en honor de Francesco, el fundador de la dinastía Sforza, Leonardo trabajó durante dieciséis años en el proyecto del «gran caballo», que no se concretaría más que en una maqueta, destruida poco después durante una batalla.

 

 

Resultó sobre todo fecunda su amistad con el matemático Luca Pacioli, fraile franciscano que en 1494 publicó su tratado de la Divina proportione, ilustrada por Leonardo.

 

 

Ponderando la vista como el instrumento de conocimiento más certero con que cuenta el ser humano, Leonardo sostuvo que a través de una atenta observación debían reconocerse los objetos en su forma y estructura para describirlos en la pintura de la manera más exacta. De este modo el dibujo se convertía en el instrumento fundamental de su método didáctico, al punto que podía decirse que en sus apuntes el texto estaba para explicar el dibujo, y no éste para ilustrar a aquél, por lo que Da Vinci ha sido reconocido como el creador de la moderna ilustración científica.

 

 

El ideal del saper vedere guió todos sus estudios, que en la década de 1490 comenzaron a perfilarse como una serie de tratados (inconclusos, que fueron recopilados luego en el Codex Atlanticus, así llamado por su gran tamaño). Incluye trabajos sobre pintura, arquitectura, mecánica, anatomía, geografía, botánica, hidráulica, aerodinámica, fundiendo arte y ciencia en una cosmología individual que da, además, una vía de salida para un debate estético que se encontraba anclado en un más bien estéril neoplatonismo.

 

 

 

Aunque Leonardo no parece que se preocupara demasiado por formar su propia escuela, en su taller milanés se creó poco a poco un grupo de fieles aprendices y alumnos: Giovanni Boltraffio, Ambrogio de Predis, Andrea Solari, su inseparable Salai, entre otros; los estudiosos no se han puesto de acuerdo aún acerca de la exacta atribución de algunas obras de este período, tales como la Madona Litta o el retrato de Lucrezia Crivelli. Contratado en 1483 por la hermandad de la Inmaculada Concepción para realizar una pintura para la iglesia de San Francisco, Leonardo emprendió la realización de lo que sería la celebérrima Virgen de las Rocas, cuyo resultado final, en dos versiones, no estaría listo a los ocho meses que marcaba el contrato, sino veinte años más tarde.

 

 

 

La estructura triangular de la composición, la gracia de las figuras, el brillante uso del famoso sfumato para realzar el sentido visionario de la escena, convierten a ambas obras en una nueva revolución estética para sus contemporáneos.

 

 

 

A este mismo período pertenecen el retrato de Ginevra de Benci (1475-1478), con su innovadora relación de proximidad y distancia y la belleza expresiva de La belle Ferronière. Pero hacia 1498 Leonardo finalizaba una pintura mural, en principio un encargo modesto para el refectorio del convento dominico de Santa Maria dalle Grazie, que se convertiría en su definitiva consagración pictórica: La última cena.

 

 

 

Necesitamos hoy un esfuerzo para comprender su esplendor original, ya que se deterioró rápidamente y fue mal restaurada muchas veces. La genial captación plástica del dramático momento en que Cristo dice a los apóstoles «uno de vosotros me traicionará» otorga a la escena una unidad psicológica y una dinámica aprehensión del momento fugaz de sorpresa de los comensales (del que sólo Judas queda excluido). El mural se convirtió no sólo en un celebrado icono cristiano, sino también en un objeto de peregrinación para artistas de todo el continente.

 

 

 

El regreso a Florencia

A finales de 1499 los franceses entraron en Milán; Ludovico el Moro perdió el poder. Leonardo abandonó la ciudad acompañado de Pacioli y tras una breve estancia en casa de su admiradora la marquesa Isabel de Este, en Mantua, llegó a Venecia. Acosada por los turcos, que ya dominaban la costa dálmata y amenazaban con tomar el Friuli, la Signoria contrató a Leonardo como ingeniero militar.

 

 

 

En pocas semanas proyectó una cantidad de artefactos cuya realización concreta no se haría sino, en muchos casos, hasta los siglos XIX o XX, desde una suerte de submarino individual, con un tubo de cuero para tomar aire destinado a unos soldados que, armados con taladro, atacarían las embarcaciones por debajo, hasta grandes piezas de artillería con proyectiles de acción retardada y barcos con doble pared para resistir las embestidas. Los costes desorbitados, la falta de tiempo y, quizá, las excesivas (para los venecianos) pretensiones de Leonardo en el reparto del botín, hicieron que las geniales ideas no pasaran de bocetos.

 

 

En abril de 1500 Da Vinci entró en Florencia, tras veinte años de ausencia.

 

 

 

César Borgia, hijo del papa Alejandro VI, hombre ambicioso y temido, descrito por el propio Maquiavelo como «modelo insuperable» de intrigador político y déspota, dominaba Florencia y se preparaba para lanzarse a la conquista de nuevos territorios. Leonardo, nuevamente como ingeniero militar, recorrió los terrenos del norte, trazando mapas, calculando distancias precisas, proyectando puentes y nuevas armas de artillería. Pero poco después el condottiero cayó en desgracia: sus capitanes se sublevaron, su padre fue envenenado y él mismo cayó gravemente enfermo.

 

 

En 1503 Leonardo volvió a la ciudad, que por entonces se encontraba en guerra con Pisa y concibió allí su genial proyecto de desviar el río Arno por detrás de la ciudad enemiga cercándola y contemplando la construcción de un canal como vía navegable que comunicase Florencia con el mar: el proyecto sólo se concretó en los extraordinarios mapas de su autor.

 

 

 

Pero Leonardo ya era reconocido como uno de los mayores maestros de Italia. En 1501 había causado admiración con su Santa Ana, la Virgen y el Niño; en 1503 recibió el encargo de pintar un gran mural (el doble del tamaño de La última cena) en el palacio Viejo: la nobleza florentina quería inmortalizar algunas escenas históricas de su gloria. Leonardo trabajó tres años en La batalla de Angheri, que quedaría inconclusa y sería luego desprendida por su deterioro. Importante por los bocetos y copias, éstas admirarían a Rafael e inspirarían, un siglo más tarde, una célebre de Peter Paul Rubens.

 

 

También sólo en copias sobrevivió otra gran obra de este periodo: Leda y el cisne. Sin embargo, la cumbre de esta etapa florentina (y una de las pocas obras acabadas por Leonardo) fue el retrato de Mona Lisa. Obra famosa desde el momento de su creación, se convirtió en modelo de retrato y casi nadie escaparía a su influjo en el mundo de la pintura. La mítica Gioconda ha inspirado infinidad de libros y leyendas, y hasta una ópera; pero poco se sabe de su vida. Ni siquiera se conoce quién encargó el cuadro, que Leonardo se llevó consigo a Francia, donde lo vendió al rey Francisco I por cuatro mil piezas de oro.

 

 

 

Perfeccionando su propio hallazgo del sfumato, llevándolo a una concreción casi milagrosa, Leonardo logró plasmar un gesto entre lo fugaz y lo perenne: la «enigmática sonrisa» de la Gioconda es uno de los capítulos más admirados, comentados e imitados de la historia del arte y su misterio sigue aún hoy fascinando. Existe la leyenda de que Leonardo promovía ese gesto en su modelo haciendo sonar laúdes mientras ella posaba; el cuadro, que ha atravesado no pocas vicisitudes, ha sido considerado como cumbre y resumen del talento y la «ciencia pictórica» de su autor.

 

 

De nuevo en Milán: de 1506 a 1513

El interés de Leonardo por los estudios científicos era cada vez más intenso: asistía a disecciones de cadáveres, sobre los que confeccionaba dibujos para describir la estructura y funcionamiento del cuerpo humano. Al mismo tiempo hacía sistemáticas observaciones del vuelo de los pájaros (sobre los que planeaba escribir un tratado), en la convicción de que también el hombre podría volar si llegaba a conocer las leyes de la resistencia del aire (algunos apuntes de este período se han visto como claros precursores del moderno helicóptero).

 

 

Absorto por estas cavilaciones e inquietudes, Leonardo no dudó en abandonar Florencia cuando en 1506 Charles d'Amboise, gobernador francés de Milán, le ofreció el cargo de arquitecto y pintor de la corte; honrado y admirado por su nuevo patrón, Da Vinci proyectó para él un castillo y ejecutó bocetos para el oratorio de Santa Maria dalla Fontana, fundado por aquél. Su estadía milanesa sólo se interrumpió en el invierno de 1507 cuando, en Florencia, colaboró con el escultor Giovanni Francesco Rustici en la ejecución de los bronces del baptisterio de la ciudad.

 

 

Quizás excesivamente avejentado para los cincuenta años que contaba entonces, su rostro fue tomado por Rafael como modelo del sublime Platón para su obra La escuela de Atenas. Leonardo, en cambio, pintaba poco dedicándose a recopilar sus escritos y a profundizar sus estudios: con la idea de tener finalizado para 1510 su tratado de anatomía trabajaba junto a Marcantonio della Torre, el más célebre anatomista de su tiempo, en la descripción de órganos y el estudio de la fisiología humana.

 

 

El ideal leonardesco de la «percepción cosmológica» se manifestaba en múltiples ramas: escribía sobre matemáticas, óptica, mecánica, geología, botánica; su búsqueda tendía hacia el encuentro de leyes funciones y armonías compatibles para todas estas disciplinas, para la naturaleza como unidad. Paralelamente, a sus antiguos discípulos se sumaron algunos nuevos, entre ellos el joven noble Francesco Melzi, fiel amigo del maestro hasta su muerte. Junto a Ambrogio de Predis, Leonardo culminó en 1508 la segunda versión de La Virgen de las Rocas; poco antes, había dejado sin cumplir un encargo del rey de Francia para pintar dos madonnas.

 

 

Ultimos años: Roma y Francia

El nuevo hombre fuerte de Milán era entonces Gian Giacomo Tivulzio, quien pretendía retomar para sí el monumental proyecto del «gran caballo», convirtiéndolo en una estatua funeraria para su propia tumba en la capilla de San Nazaro Magiore; pero tampoco esta vez el monumento ecuestre pasó de los bocetos, lo que supuso para Leonardo su segunda frustración como escultor. En 1513 una nueva situación de inestabilidad política lo empujó a abandonar Milán; junto a Melzi y Salai marchó a Roma, donde se albergó en el belvedere de Giulano de Médicis, hermano del nuevo papa León X.

 

 

En el Vaticano vivió una etapa de tranquilidad, con un sueldo digno y sin grandes obligaciones: dibujó mapas, estudió antiguos monumentos romanos, proyectó una gran residencia para los Médicis en Florencia y, además, trabó una estrecha amistad con el gran arquitecto Bramante, hasta la muerte de éste en 1514. Pero en 1516, muerto su protector Giulano de Médicis, Leonardo dejó Italia definitivamente, para pasar los tres últimos años de su vida en el palacio de Cloux como «primer pintor, arquitecto y mecánico del rey».

 

 

El gran respeto que Francisco I le dispensó hizo que Leonardo pasase esta última etapa de su vida más bien como un miembro de la nobleza que como un empleado de la casa real. Fatigado y concentrado en la redacción de sus últimas páginas para su tratado sobre la pintura, pintó poco aunque todavía ejecutó extraordinarios dibujos sobre temas bíblicos y apocalípticos. Alcanzó a completar el ambiguo San Juan Bautista, un andrógino duende que desborda gracia, sensualidad y misterio; de hecho, sus discípulos lo imitarían poco después convirtiéndolo en un pagano Baco, que hoy puede verse en el Louvre de París.

 

 

A partir de 1517 su salud, hasta entonces inquebrantable, comenzó a desmejorar. Su brazo derecho quedó paralizado; pero con su incansable mano izquierda Leonardo aún hizo bocetos de proyectos urbanísticos, de drenajes de ríos y hasta decorados para las fiestas palaciegas. Su casa de Amboise se convirtió en una especie de museo, plena de papeles y apuntes conteniendo las ideas de este hombre excepcional, muchas de las cuales deberían esperar siglos para demostrar su factibilidad e incluso su necesidad; llegó incluso, en esta época, a concebir la idea de hacer casas prefabricadas. Sólo por las tres telas que eligió para que lo acompañasen en su última etapa, la Gioconda, el San Juan y Santa Ana, la Virgen y el Niño, puede decirse que Leonardo poseía entonces uno de los grandes tesoros de su tiempo.

 

 

El 2 de mayo de 1519 murió en Cloux; su testamento legaba a Melzi todos sus libros, manuscritos y dibujos, que éste se encargó de retornar a Italia. Como suele suceder con los grandes genios, se han tejido en torno a su muerte algunas leyendas; una de ellas, inspirada por Vasari, pretende que Leonardo, arrepentido de no haber llevado una existencia regido por las leyes de la Iglesia, se confesó largamente y, con sus últimas fuerzas, se incorporó del lecho mortuorio para recibir antes de expirar, los sacramentos.

 

Tomada de: http://www.biografiasyvidas.com/monografia/leonardo/

 

 

 

Resumen de La marquesa de Yolombo

De Don Tomas Carrasquilla

 

 

"A lo largo de décadas, juicios confusos como aquellos que sitúan a Carrasquilla como un costumbrista o el primer regionalista, o hasta el Pereda o el Galdós colombiano, fueron adversos a una adecuada recepción de su obra. La crítica literaria en torno a su producción literaria ha sido tan prolífica como contradictoria, aunque también muchos han demostrado que la singularidad de ésta no se puede reducir a anecdotarios, fue una estética moderna que respondió a la creación de una literatura nacional como respuesta a la tendencia dominante del arte de la época, es decir, la evasión de la realidad inmediata de las regiones, realidad que se consideraba inferior a las metas de un arte universal y moderno. Esta evasión se transformó en una barrera que favoreció la postergación de la modernidad cultural y sepultó la crítica moderna de las obras de Carrasquilla."

 

Tomada de:

 

http://revistanumero.com/index.php?option=com_content&task=view&id=387&Itemid=39&catid=82